lunes, 21 de marzo de 2011

una imagen puede doler más que mil palabras...


Después de numerosos intentos logró ponerse bien su chaqueta, recogió el sombrero, no se sabe muy bien cómo, saco uno de los últimos cigarros de su pitillera y se lo llevó a la boca.

-¿dónde está mi mechero?

-creo que lo dejaste en la mesilla, al lado de las gafas. Respondió su esposa.

-miraré.

Tras unos interminables segundos volvió al comedor, miró a su esposa que tenia aun la cara llena de lágrimas, encendió su pitillo y abrió la puerta.

-nunca me costó tanto separarme de ti, cruzar esta puerta es hoy algo pesado, me siguen doliendo los brazos, aun no veo con claridad y creo que ese último chupito de tequila no me ha sentado bien…

Después de un sentido suspiro dio un paso, y se paro en seco. Algo el agarraba más de lo que nunca hubiera pensado y de repente se vio de nuevo pasando a la habitación y viendo su corazón hecho trizas…el veneno de un engaño, el vacío de una traición y los deseos de seguir engañado, de no saber nada, de ignorarlo, como desde hace 20 años lleva creyendo que hace…

No hay comentarios:

Publicar un comentario