En el filo de la navaja
martes, 29 de julio de 2014
y todo te lo dije en aquella plaza
miércoles, 13 de febrero de 2013
erase una firma en el blog Final Abierto
No pretendo decir que está todo genial, ni que va a mejorar, ni siquiera que va ser igual que antes. Las cosas cambian, eso está claro, lo único que tenemos que aceptar es que el tiempo ha cambiado y en vez de no salir porque llueve, coger el paraguas porque está lloviendo. Las sociedades han superado innumerables crisis, y uno de los factores para que lo lograran era que mantenían viva la ilusión, no perdían la esperanza, miraban la situación a la cara y le decían que,a pesar de todo, saldremos adelante.
Creo que, en esta época de recortes, el mayor que hemos sufrido es el del optimismo. Nos encontramos día a día con mermas en las cuestiones sociales, despidos, desahucios, corrupción, injusticias… y en vez de mirar estas cosas a la cara, dejamos que poco a poco vayan minando nuestra moral y nos encontremos inmersos en una situación de hastío vital, de apatía o de resignación.
Lo que pretendo día a día, y también con este texto, es despertar conciencias, entre ellas la mía, no para manifestarse o acampar en la Puerta del Sol, que también, sino para que nos demos cuenta de que, seamos jóvenes o no, tenemos toda la vida por delante. El camino fácil, el que nos venden diariamente en los medios de comunicación y el que impera actualmente es el de que nos quedemos sentados viendo la vida pasar y esperar a que todo se arregle. El camino difícil, pero el más gratificante, es el de ser dueños de nuestras propias vidas, mirar todos los desencantos cotidianos con los que nos encontramos y pensar que se nos están cerrando miles de puertas pero somos nosotros mismos los que vamos a abrir tantas ventanas como sean posibles y necesarias.
Todas aquellas cosas negativas que nos pasan se sobrellevan mejor si lo hacemos sin perder la sonrisa, ni siquiera en los momentos de flaqueza. Seamos sinceros, sobre todo con nosotros mismos, las cosas más importantes de nuestras vidas no están en crisis. Todos tenemos familia, amigos o pareja, entre otras cosas, y cuando algo malo les pasa a ellos es cuando sufrimos de verdad. No dejemos que la quiebra de un sistema económico, con todo lo que está arrastrando consigo, logre arrastrarnos a nosotros también. Es el momento de mirar todo lo bueno que nos ofrece la vida, es el momento de apasionarnos con las pequeñas cosas, es el momento de enamorarnos de cada uno de los rayos de Sol que se cuelan por las ventanas, de tomar aire y disfrutarlo, de VIVIR, con mayúsculas, porque todo lo que no vivamos ahora es todo lo que no viviremos nunca.
Si echamos la vista atrás vamos a encontrarnos con inmensos imperios que han caído, con conquistas y reconquistas, innumerables guerras civiles, dos guerras mundiales, guerras de unos contra otros y de otros contra unos, el Crack del 29, incendios, terremotos, atentados… si todos los que estaban entonces pudieron seguir adelante, no nos engañemos, nosotros también podremos. Lo único que tenemos que hacer es querer seguir adelante, nosotros elegimos si nos dejamos arrastrar por la vida o si la vivimos con todos sus pros y, sobre todo, con todas sus contras. No nos olvidemos de que las grandes élites, aquellas que mueven el mundo dependiendo de sus intereses, prefieren una sociedad pasiva que se deje llevar a una sociedad que piense por sí misma.
Seamos únicos, libres, revolucionarios, rompamos moldes, cambiemos el mundo y no dejemos que él nos cambie a nosotros, aprovechemos el momento, disfrutemos al máximo de todo aquello que tenemos delante; si te fijas bien, lo mejor de la vida es gratis, hagámosle caso a la gran Janis Joplin: “Aquí estoy, amigo, para celebrar una fiesta, la mejor posible mientras viva en la tierra. Creo que ese es también tu deber.”
domingo, 27 de enero de 2013
Amanece
domingo, 20 de enero de 2013
De carne y hueso...
lunes, 12 de noviembre de 2012
la esperanza es lo último que se pierde ¿o no?
viernes, 14 de septiembre de 2012
Dos meses y un día..
viernes, 23 de marzo de 2012
Racismo, nuestra cuenta pendiente
Un hom
Un hombre vestido de negro y con un casco de motorista fue el encargado de acabar con la vida de tres niños y un hombre judíos en Toulouse, al sur de Francia. El ataque, que también se saldó con varios heridos, se produjo en un colegio judío. Según las versiones de los testigos y fuentes oficiales, el autor de este crimen podría ser el mismo que asesinó a tres paracaidistas de origen magrebí, que formaban parte del ejército francés, unos días antes también en el sur de Francia. El autor fue abatido por la Policía días después y tras una noche de apagones y explosiones.
La violencia racista en Francia no ha parado de crecer y según fuentes oficiales hay más de 1000 actos racistas anuales en dicho país. Los más radicales profanan tumbas judías o musulmanas con inscripciones agresivas, lanzan cócteles Molotov contra escuelas judías, atacan a magrebíes e incluso cometen asesinatos como los de los últimos días.
A raíz del estallido de violencia antisemita que tuvo lugar entre los años 2000 y 2005, 145 escuelas y guarderías judías, 198 asociaciones y 235 sinagogas reciben protección policial especial y, sobre todo, visible en varios barrios de París. En esta ciudad las fuerzas de seguridad francesas también se encargan de proteger todos los establecimientos comerciales regentados por judíos.
Pero Francia no es el único país en el que se observa un aumento progresivo pero preocupante del racismo. Alemania volvía a ser noticia por el descubrimiento de nuevas células neonazis hace unos meses. Estas células siguen una ideología ultra derechista que fue la responsable del Holocausto que provocó la muerte de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial. A una de estas células se le atribuye el asesinato de ocho personas turcas y una griega entre los años 2000 y 2006 junto con el asesinato de una policía en 2007. Esta banda también podría ser la responsable del atentado que causó al menos una veintena de heridos turcos en 2004.
Ante este aumento del racismo en Alemania, cuya canciller, Angela Merkel, ha calificado como “una vergüenza para el país” y tras desarticular la banda ya mencionada, se ha empezado a realizar un registro nacional sobre estas células para evitar que se formen nuevas y que realicen actos violentos. A pesar de ello Alemania cuenta con más de 10.000 neonazis considerados violentos.
En Estados Unidos también se observa un aumento considerable del racismo y de los crímenes racistas, en especial aquellos que van dirigidos hacia personas musulmanas que, según el FBI, han aumentado más de un 50%. El FBI también asegura que el número de incidentes racistas o de odio ascendía en
A pesar de los avances que se han llevado a cabo para erradicar el racismo, con la crisis económica distintos gobiernos han emprendido medidas poco sociales. Francia vuelve a ser un ejemplo ya que desde 2010 se han realizado distintas expulsiones de personas extranjeras por “no cumplir las leyes francesas”. Esta actuación racista, que acaparó la atención mediática de todo el mundo, no se saldó con ningún expediente a Francia por parte de la Comisión Europea.
Italia también aprobó una ley que prohíbe la inmigración clandestina. Esta ley recoge que el hecho de alquilar una vivienda a un inmigrante clandestino u ofrecerle hospedaje podría ser sancionado con penas de hasta tres años de cárcel. El inmigrante se enfrentaría a la expulsión inmediata del país y a multas que pueden ascender hasta los 10.000 euros.
España tampoco escapa de este aumento del racismo. Distintos medios se han hecho eco de las continuas redadas racistas que tienen lugar, sobre todo, en el madrileño barrio de Lavapiés. En estas redadas la Policía efectúa controles e identificaciones a las personas que transitan por dicho barrio en función del color de su piel. En una de las últimas, la actuación policial se saldó con varios detenidos, entre ellos algunos españoles que salieron a la calle a protestar por tal acto racista.
Todo parece indicar que nos estamos alejando de aquellos ideales que lucharon por defender personas como Martin Luther King para adentrarnos en un futuro incierto en el que vuelva a primar el color de la piel.
Montoya Montoya Martínez Juan Antonio