Nos conocimos tímidamente, tú ya eras experta en esto que
nos empeñamos en llamar vida, yo apenas alcanzaba la mayoría de edad. Tuvimos
nuestros primeros encuentros, furtivos aunque nunca los tratamos de esconder. Después
de todo, a nadie le importaban. Luego,
como si de un matrimonio a la fuerza se tratase, acabamos juntos. Reconozco que
no me gustaste, que trataba de tenerte lejos, no creo que fuera la diferencia
de edad, parece que tu rejuvenecías mientras yo crecía, pero algo había en ti que
no acababa de cuajar, aunque, como en toda relación, fuimos estrechando lazos. No
me di cuenta muy bien cómo fue, qué nos pasó, tú te empezabas a mostrar tal
cual y yo empezaba a tomarte cariño No sé, digamos que empecé a tolerarte más,
iba dejando que me contaminaras, me iba mezclando contigo. Pasó el tiempo y no
volví a pensar en ello, no al menos hasta hoy. ¿Y si me había enamorado? Tal vez sólo me has
engatusado, tal vez el aire fresco que me das ahora no me deja pensar con
claridad. Te estoy respirando, nunca das tregua,
aprietas pero no ahogas, siempre muestras una salida. Eres esquiva,
cuando creo tenerte controlada, muestras una nueva cara, no siempre agradable,
pero puede que eso sea lo que más me enganche a ti, no saber cómo vas a
reaccionar. Das la incertidumbre y la certeza a la vez. Me haces echar raíces
pero con todo el desarraigo posible. Sé que si te dejo no vas a lamentar mi
ausencia, probablemente ni la notes, después de todo me he acostumbrado a
compartirte con todos, es lo que tiene que nunca cierres tus puertas, que
siempre te quede algo por dar, y que a los demás no nos importe compartirlo. Dicen
que la poligamia no es legal, tal vez nunca te han visto como yo te veo, es un
gusto recorrerte, acariciarte, a veces hasta devuelves el gesto. Nunca llegas
tarde, siempre esperas, no te crees más de lo que eres porque sabes de sobra
que puedes llegar a serlo todo, y que quién no se da cuenta, es porque no ha
pasado el tiempo suficiente contigo. Por ti no pasa el tiempo, pasamos
nosotros, engatusados, que te miramos creyendo que nos debes algo y acabamos debiéndote
todo. Acompañas, nunca duermes, y es un gusto saber que siempre te voy a
encontrar despierta. A veces nos permitimos encuentros furtivos, que tampoco
escondemos porque sigue sin mirar nadie. Después de todo si están contigo, que
no en ti, o están como yo, o están en proceso, porque nunca vas a dejar a nadie
indiferente, porque contaminas hasta el último rincón, te lo adueñas, lo haces
tuyo y no recupera su forma natural. No diré tu nombre pero, sin lugar a dudas,
quien te probó, lo sabe.